Archivo | enero, 2022

El Llanito lugar sagrado de la comunidad indígena

27 Ene

Texto y fotografías por:
Iván Escobar
(*)

El Llanito lugar sagrado para la comunidad indígena de la zona occidental del país, en el municipio de Izalco, departamento de Sonsonate fue testigo de las diversas conmemoraciones en el marco del 90 aniversario de la masacre indígena de enero de 1932.

Los 90 años de la masacre indígena se conmemoraron en la última semana con ceremonias ancestrales, encuentros y foros por parte de representantes de las comunidades indígenas del occidente del país, específicamente de los municipios de Nahuizalco, Izalco, Santo Domingo de Guzmán, y otras poblaciones del departamento de Sonsonate.

El pasado martes 25 de enero, la Fundación Ama junto al Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño (CCNIS), realizaron una ceremonia Maya, en la cual se rindió tributo a las víctimas del genocidio de 1932, ordenado por el General Maximiliano Hernández Martínez. También en este encuentro estuvo presente la autoridad local, representada por el alcalde municipal Sergio Arias, quien es descendiente de José Feliciano Ama, cacique indígena de Izalco, ejecutado por el régimen de Martínez. Arias es sobrino de Lidia Juliana Ama de Chile, una activista indígena sobrina nieta de Feliciano Ama, quien es una de la figuras principales en la preservación de la memoria ancestral.

Ambos reiteraron su compromiso de velar por los derechos de las comunidades indígenas y remarcaron su interés en preservar la historia, pero sobre todo con “la sangre” de las abuelas y abuelos asesinados en el 32´.

“Nuestro líder José Feliciano Ama, de quien descendemos el Dr. Arias y yo, nos sentimos orgullosos de tener esa sangre guerrera, esa sangre que ha dejado historia, esa sangre que nos tiene aquí vivos” enfatizó la líder indígena, mientras colocaba una pintura de su pariente a la sombra de un árbol, en el espacio sagrado de la comunidad indígena, El Llanita, a un costado del actual templo de la Asunción, y sobre las ruinas de la antigua iglesia que en el 32´se convirtió en la mayor fosa de los ejecutados.

“Los abuelos sabían el ideal por el que luchaban, para que se les devolviera las tierras para poder seguir cultivando en común, por eso ellos fueron comunales, y no COMUNISTAS”, reiteró la mujer previó a la ceremonia.

¿Por qué la ceremonia es el 25 de enero y no el 22?

Juliana Ama, explicó que la razón de llevar a cabo esta ceremonia, el día 25 es porque “este día inició el exterminio masivo”, es el día que el Presidente Martínez envió las tropas “a exterminar a nuestros abuelos”.

“Aquí estamos, nos resistimos a olvidar, porque la memoria es la herencia de nosotros…hace 90 años por este día inicia el proceso de exterminio, de persecución, de masacre para el pueblo indígena. El 22 de enero, es cierto se reunieron frente a la iglesia, miles de abuelos, tomaron el pueblo por tres días, 22, 23 y 24 de enero; en la noche de ese día el General ordenó el envío de tropas”, recordó.

Cabe destacar que hay datos históricos que advierten que la masacre indígena comenzó desde el 22 de enero, luego que Martínez ya no pudo contener los efectos de la “depresión de los años 20” que golpeaba al país, además tenía a la base el malestar de los indígenas que desde finales de 1880 sufrieron el despojo de sus tierras ejidales y comunales, para dar paso a la oligarquía salvadoreña al cultivo del café en la zona occidental.

El malestar y la crisis económica, y el fraude electoral de las elecciones municipales y legislativas de enero de ese año, llevaron a los campesinos y comunidades indígenas a reclamar sus tierras, y sus derechos.

El Tata Neto, del Consejo de Sacerdotes Mayas, y encargado de la ceremonia ancestral, recordó que la masacre es un impacto fuerte, pero destacó que en este 2022, estuvieran presentes en la conmemoración representaciones de Lencas, Pocomames, Nahua-Pipil, además de instituciones como la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, la alcaldía municipal, el CCNIS, la Fundación Ama, el Centro Cultural de España, colectivos de artistas, artesanos locales y representantes de la comunidad.

“Hacemos esta ofrenda para decirles a los ancestros aquí estamos, libérense” y añadió “recordemos este momento como un momento histórico, que hemos venido aquí a decir esto no más, pero yo no voy a estar triste ni alegre, pasó pasó, estoy en el centro”, subrayó.

La ceremonia reunió además a danzantes quienes brindaron su talento en memoria de las víctimas, participaron jóvenes que estudian la lengua y música ancestral, así como la nanas nahuahablantes de Santo Domingo de Guzmán, quienes compartieron cantos en nuestra lengua originaria.

El alcalde de la localidad, Sergio Arias destacó durante su intervención que “este es un hecho histórico que ha quedado grabado en la historia…este día conmemoramos de manera especial para abrir nuestro pensamiento, para recibir sabiduría, para que la enseñanza de nuestro pueblo, de nuestros tatas y de todo lo que pasó en 1932 por las injusticias, nos permita ir por el camino correcto”.

La ceremonia del 22

La comunidad indígena y en particular la Alcaldía del Común de Itzalku, como todos los años conmemoró el 90 aniversario de la masacre, desde la noche del viernes 21 de enero, visitando las diferentes fosas en el casco del municipio y terminando en El Llanito, donde el día sábado a tempranas horas se celebró la ceremonia ancestral.

En esa oportunidad, la comunidad indígena, y su alcalde Mateo Rafael Latín, elevaron su voz una vez más, denunciando que a 90 años de la masacre continúan las políticas de invisibilización, negación de sus derechos, que imposibilitan que las poblaciones indígenas logren un desarrollo acorde a sus necesidades.

Pobreza, marginación, exclusión, falta de oportunidades, amenazas de construcción de obras que deterioran el medio ambiente, como el caso de Nahuizalco, que están luchando porque no se instale una nueva represa, que afecte el caudal del río de la localidad. Además han denunciado que en El Llanito, hay un proyecto municipal que pondría en riesgo el espacio sagrado de la comunidad.

“Este resurgir de nuestros pueblos se está demostrando”, dijo el sábado, el alcalde del común Mateo Latín, en relación al trabajo que vienen desarrollando con esfuerzo para garantizar la reivindicación de sus derechos.

En el marco de la conmemoración el pasado jueves 27, en un foro público a través de la red de ARPAS, Latín volvió a llamar a la comunidad indígena a unirse y evitar más humillaciones.

“Quieren sacar adelante a Izalco, con la construcción en El Llanito…no vemos que accione con pensamiento”, cuestionó Latín, respecto a las amenazas para el sitio sagrado, además aprovechó hacer un llamado al Estado, al gobierno actual: “le pedimos nos escuche, y dejen de estar jugando con nosotros”, concluyó.

“Nuestros mártires nos pueden ayudar a recuperar la memoria”: Cardenal Rosa Chávez

23 Ene
Imagen tomada de medios católicos.

Por: Iván Escobar

“Nuestros mártires nos pueden ayudarnos a recuperar la memoria para que no renunciemos al sueño de ver a nuestro país reconciliado y en paz,…tenemos que recuperar el espíritu de los Acuerdos de Paz y la ruta que se trazó en un inició”, expresó el Cardenal salvadoreño Mons. Gregorio Rosa Chávez, en el mensaje central durante la ceremonia de beatificación del padre Rutilio Grande, dos laicos y fray Cosme Spessotto que se celebró hoy en el Divino Salvador del Mundo.

El prelado católico además instó a los diferentes sectores del país, y autoridades a superar toda fricción y que prevalezca la concertación para superar entre todos los problemas de país. “Un llamado a ser un instrumento de diálogo”, les instó a los funcionarios actuales, el religioso.

Mons. Rosa Chávez destacó que la gracia del padre Rutilio Grande, es que fue un sacerdote que además de seguir los pasos de Jesús, “devuelve la dignidad al campesino” y junto a Nelson y Manuel, los laicos que hoy se elevan a beatos, los fueron asesinados aquel 12 de marzo de 1977, ellos son un ejemplo a seguir. Fray Cosme “es el himno de honor al mártir de la reconciliación y la paz”.

El llamado del Cardenal llega en momentos en que el actual gobierno y la bancada oficial, ha intentado borrar la memoria de los Acuerdos de Paz, calificarlos de falsos y que no sirven para nada, y en tiempos en que el gobierno promueve la cultura de odio y denigra a sus adversarios políticos. Cabe destacar que en la ceremonia religiosa de este sábado, solo estuvo presente el Vicepresidente de la República, Félix Ulloa ante la ausencia del mandatario por encontrarse de viaje, también asistió el presidente del Congreso y el alcalde capitalino, voces críticas en los últimos años, incluso han elevado el tono en contra la iglesia y sectores que advierten que El Salvador está retrocediendo democráticamente.

“La iglesia no tiene enemigos” enfatizó Mons. Rosa Chávez, en referencia a que así como se perdonó a los asesinos de los mártires, también contribuye para que el país alcance la paz plena, combata la pobreza, la marginación y exclusión de la cual muchas familias son víctimas en pleno siglo XXI.

A la ceremonia religiosa acudieron representantes de la iglesia católica del país, comunidad franciscana, de la Compañía de Jesús, delegaciones internacionales, comunidades de todo el país, y representantes del cuerpo diplomático acreditado en el país, prensa nacional e internacional que dio cobertura a la jornada que duró cerca de tres horas.

En el marco de la ceremonia, también se realizó una jornada cultural y ecuménica a cargo de colectivos de artistas, organizaciones sociales y sindicales del país, la Mesa de Iglesias que representa a las iglesias histórica del país, que celebraron y conmemoran la fecha con gran entusiasmo.

“Nuestros mártires pueden ayudarnos a recuperar la memoria, sigamos caminando como hijos e hijas de una iglesia que nos invita a seguir a Jesús”, concluyó el Cardenal Rosa Chávez. «Igual que su palabra no fue escuchado (Rutilio)…, quedó claro que nunca la violencia será el camino para la paz», subrayó.

Por su parte, el padre Areu Olivo, rector de la UCA y en representación de la Compañía de Jesús, agradeció a las máxima autoridades de la iglesia católica por reconocer el legado del padre Rutilio Grande, de los laicos Nelson y Manuel, mártires de una etapa oscura que sufrió El Salvador, que se superó con la firma de la paz.

“Vemos tres generaciones, que se unieron por seguir a Jesús, por amar al Señor, y poner su vida al servicio del Evangelio y del Reino de Dios”, expresó Andreu en referencia a los beatos proclamados hoy por la iglesia, y añadió que esto “nos muestra que el proyecto de Jesús es una causa que nos une a todos”.

«Nos tenemos que salvar en racimo, en mazorca, en matata»: Rutilio Grande

23 Ene

En El Paisnal, descansan los tres beatos. Fotografía Roxana Córdova.

Por: Iván Escobar

“Nos tenemos que salvar en racimo, en mazorca, en matata, o sea en comunidad”, ese fue un llamado constante del padre Rutilio Grande, a su feligresía mientras fue párroco en el municipio de Aguilares, al norte de la capital. El religioso fue asesinado por los escuadrones de la muerte, el 12 de mayo de 1977, con él iban Manuel Solórzano, Nelson Rutilio Lemus, en ruta al vecino municipio de El Paisnal.

Este sábado 22 de enero, la iglesia Católica, beatificó – 45 años después del crimen – al padre Rutilio, junto a dos acompañantes que fueron asesinados ese mismo día, Manuel Solórzano, Nelson Rutilio Lemus. También la iglesia eleva con esta gracia, al padre Cosme Espessotto Zamuner, otro mártir de la iglesia católica, asesinado el 14 de junio de 1980.

Sí, los mártires han sido una constante en la lucha popular salvadoreña, acompañaron al pueblo, y desde las comunidades de base, parroquias, círculos de oración en los años previos a la guerra y durante la misma, fueron orientadores de la gente, y testigos del sufrimiento de las familias más pobres en El Salvador, pero ello también los llevó a dar la vida, al ser considerados por la dictadura, y los cuerpos represivos de la época como “enemigos”, incluso fueron acusados de fomentar el comunismo en la nación centroamericana.

El padre Rutilio fue un hombre íntegro, entregado directamente a sus quehaceres religiosos, y muy comprometido con las comunidades, con la gente, a la cual constantemente orientaba y enfatizaba la necesidad de estar unidos frente a los problemas que se venían acrecentando en aquella época.

“Muchos prefieren un Cristo mudo y sin boca para pasearlo por andas por la calle. Un Cristo con bozal, fabricado a nuestro antojo y según nuestros mezquinos intereses”, eran algunos de los mensajes directos que envía el sacerdote jesuita, y que forman parte del “pequeño evangelio de Rutilio Grande”, registrado por la UCA, como documento de estudio y análisis permanente, también ya es mencionado este evangelio por el padre Salvador Carranza, en su libro “Romero-Rutilio, vidas encontradas”.

Rutilio es una voz refrescante para este pueblo

“En estos tiempos de retroceso democrático saber de la canonización de Rutilio Grande es una brisa fresca para los que creemos que la verdad y justicia siempre prevalecerán”, es la opinión de Celia Medrano, especialista salvadoreña en temas de derechos humanos, y quien se suma a las expresiones de alegría por la gratitud concedida a uno de los mártires nacionales.

Medrano valora con optimismo la decisión de la iglesia, que solo viene a reafirmar el cariño y amor que le tiene todo un pueblo al padre Rutilio, al igual que sucedió con Mons. Oscar Arnulfo Romero, que antes que la iglesia lo elevara a santo, su pueblo ya le había reconocido su voz profética.

“Alivia que un hombre de paz y verdad como el Cardenal Rosa Chávez es quien precede el evento, una de las pocas voces que desde la jerarquía de la iglesia católica advierte con claridad los graves hechos contra la democracia y violaciones a derechos humanos que vivimos actualmente, un contexto muy parecido al que generó las condiciones en que se dio el asesinato del Padre Grande”, comparó respecto a los retrocesos democráticos que el país ha enfrentado en los últimos dos años, en la actual administración gubernamental.

Y es que la voz profética de los mártires cada día, afirman muchos está dejando en claro que el país está recorriendo, o mejor dicho algunos sectores de poder en el Estado, están llevando al país por una vía que pone en riesgo las conquistas y derechos alcanzados con mucho sacrificio. Por ello, quienes conocieron su trabajo pastoral, consideran que llegar a este acontecimiento, en pleno siglo XXI, es una briza fresca, que alienta a continuar.

La historia del padre “Tilo”

Imagen de Archivo.

El padre Rutilio Grande o “Tilo” como era conocido en su comunidad, nació en El Paisnal, el 5 de julio de 1928, “cuando El Salvador atravesaba una de sus más profundas y determinantes crisis sociales y políticas”, se valora en el libro “Historia de una esperanza, vida de Rutilio Grande”, escrito en 1987, por el padre jesuita Rodolfo Cardenal, en referencia a la crisis que se avecinaba, y que en 1932 llevaría al país a enfrentar la mayor masacre indígena y campesina de los últimos tiempos.

“Contar la historia de Rutilio Grande es contar parte de la historia del pueblo salvadoreño. Es recordar parte de la memoria histórica de El Salvador”, quedó consignado en este libro.

Un documento valioso, y que nos revela la vida de un mártir y sobre todo su compromiso y dedicación en su labor pastoral. “El asesinato de Rutilio Grande y sus dos acompañantes, el 12 de mayo de 1977, no fue más que el comienzo de un largo y empinado calvario cuyo primer ciclo cerró con la toma y ocupación de la ciudad de Aguilares el 19 de mayo de 1977”, recuerda el autor del libro, en su introducción.

Además destaca la vida de Rutilio, un hombre originario de El Paisnal, que nació el 5 de julio de 1928, se ganó el odio de las fuerzas ciegas y vengativas. “La fuerza armada y la oligarquía vieron en Aguilares subversión campesina y comunista”, dice Cardenal, por ello, se persiguió, se amenazó y posteriormente se asesinó a su principal pastor.

Este fin de semana, miles de salvadoreños, comunidades y pobladores locales del norte del país, así como feligreses en general, verán la beatificación de cuatro mártires, cuatro hombres, dos de ellos, sacerdotes que desde su visión pastoral dieron vida a la palabra de Dios, y siguieron el ejemplo de Jesús, de Monseñor Romero.

Recordar que el primer santo aceptado por la iglesia católica, fue Mons. Romero, el pasado 13 de octubre de 2018. El obispo mártir, fue asesinado el 24 de marzo de 1980, por escuadrones de la muerte, quienes le amenazaron y dieron muerte, por considerarlo una voz incómoda para las autoridades de turno.

La muerte del padre Rutilio, fue un golpe fuerte para Mons. Romero, quien ya venía enfrentando la persecución de sacerdotes y laicos, en aquellos tiempos, y que detonó en un duro golpe para la iglesia católica.

Salvadoreños conmemoran este 22 de enero dos fechas históricas y ligadas al martirio popular

22 Ene

Por: Iván Escobar

La feligresía católica salvadoreña celebra a lo grande hoy la beatificación de cuatro mártires asesinados en el marco de la represión y guerra que vivió la nación centroamericana, también este día la comunidad indígena conmemora a las víctimas de la masacre de 1932.

En horas de la tarde, la iglesia católica y la feligresía católica se darán cita en la capital, en el templete ubicado a los pies del monumento al Divino Salvador del Mundo, para ser parte de la beatificación del Padre Rutilio Grande, junto a los laicos Manuel y Nelson, que el 12 de marzo de 1977 le acompañaban y fueron asesinados los tres por un escuadrón de la muerte, vinculado a la Guardia Nacional. También los católicos y las comunidades celebran la elevación a los alteres del fray Cosme Spessotto, asesinado en 1980.

Religiosos, comunidades y católicos en general han participado en los últimos días en los preparativos para esta gran fecha, y en las últimas horas han desarrollado caravanas, visitas, serenata, y han comenzado a darse cita en el lugar de la ceremonia para ser parte del histórico acontecimiento. Las organizaciones populares han programado para horas de la tarde una tarima cultural.

Recordar que la beatificación se da en tiempos en que la pandemia del COVID-19 sigue impactando a la sociedad salvadoreña, entre rumores de alzas, desinformación, información a media y datos imprecisos, con ser así muchos han expresado su interés en asistir y estar en la jornada programada para las 5 de la tarde, hora centroamericana.

Respecto a la conmemoración del 90 aniversario de la masacre indígena y campesina el 22 de enero de 1932, por orden del dictador General Maximiliano Hernández Martínez, que dejó más de 30 mil muertes en las comunidades indígenas de la zona occidental del país, ha comenzado a conmemorarse en las distintas comunidades indígenas.

Izalco, municipio occidental del departamento de Sonsonate, comenzó anoche con la tradicional visita a las fosas de las víctimas, que en 1932 quedaron luego de la ejecución y represión por el gobierno de turno contra los indígenas de la localidad. Este sábado las comunidades han continuado con la ceremonia en El Llanito, espacio sagrado para la comunidad ancestral.

El poeta y escritor salvadoreño, Tony Alemán, en su despacho desde la zona de los Izalco, ha informado sobre el desarrollo de la jornada, y confirmado también denuncias que se venían haciendo desde hace unos días, de que la municipalidad de Izalco intenta edificar una construcción que podría poner en riesgo este espacio sagrado de la comunidad.

Medios locales como Pluma Libre, Radio Sensunat, ARPAS han dado cobertura y transmisión de los hechos en las últimas horas, que forman parte de la conmemoración del 90 aniversario de la masacre indígena.

La alcaldía del Común de la localidad, que comenzó con las jornadas anoche, tiene un programa a desarrollar este sábado entre los puntos está la ponencia “Rebelión 1932 y el momento político actual”, por el Dr. Rodolfo Morales; la presentación del libro “Ninguno de ellos ha muerto”, de Julio Leiva Masin, lectura poética, entre otras jornadas por diversos colectivos y artistas locales que se suman a conmemoración.

Con estas dos fechas, El Salvador escribe una página en su historia, y deja en claro que la lucha popular sigue presente en este siglo XXI.

La oscura noche de enero de 1932

21 Ene

Por: Iván Escobar

Las poblaciones indígenas en El Salvador recuerdan este mes de enero, el 90 aniversario de la masacre indígena, ordenada por el dictador General Maximiliano Hernández  Martínez, en 1932 que dejó una lesión grande en la comunidad ancestral. A casi 100 años del etnocidio, los abuelos y abuelas siguen reclamando sus derechos, resistiendo, y luchando contra la marginación y explotación de la que aún son víctimas.

¡Hasta cuándo nos van a responder, si yo estoy muriendo! Es una frase constante que expresan los abuelos sobrevivientes del 32´ en cada encuentro que tienen, nos comparte Pedro Rodríguez, originario de Nahuizalco y experto en la temática, quien añade que estas expresiones  dejan en claro que hay una deuda del Estado salvadoreño con el pueblo indígena, en pleno siglo XXI.

Las poblaciones indígenas sufren desde la colonización de estas tierras la represión, persecución y ataque constante a sus derechos. En 1833, las poblaciones indígenas de los Nonualcos, se rebelaron contra el Estado y las familias del poder económico ante la explotación que sufrían con la producción del Añil, una fuente económica importante en la colonia, pero que para las poblaciones indígenas sólo representó violaciones a sus derechos.

De la mano de Anastasio Aquino, líder indígena nonualco, la resistencia se emprendió y elevaron su voz, a cambio el Estado, les persiguió y asesinó, los calificó de enemigos.

Un siglo después, en 1932 las poblaciones indígenas cansadas de ser explotadas, marginadas y perseguidas, se levantaron en el occidente del país en medio de la crisis económica y social de la época, a partir de la caída de los precios del café, y los problemas emanados por la expropiación de las tierra ejidales y comunales. Nuevamente el Estado, de la mano con el gobierno dictatorial de Martínez, persiguió toda voz crítica y organizada, y los acusó de vínculos con el comunismo internacional.   

El líder indígena Feliciano Ama, Francisco Sánchez, junto a otros líderes locales de occidente, sumaron su resistencia y acompañaron aquella lucha, que también impulsaba el partido comunista salvadoreño, a través de Farabundo Martí, quien fuera capturado el 19 de enero de 1932, junto a los estudiantes universitario Luna y Zapata, posteriormente ejecutados por el régimen acusados de alimentar la insurrección.

La insurrección en la noche de enero

Cadáveres indígenas masacrados.

Las poblaciones indígenas libraron una lucha en diversas poblaciones del occidente del país, sabían que estaban en desventaja armamentista, pero tenían el coraje y la decisión firme de luchar por sus derechos. Aunque el gobierno de turno ejerció una persecución generalizada en todo el país, que llevó a muchos indígenas a ocultar su identidad, su origen, y el náhuat lo dejaron de hablar.

El libro “El Salvador, 1932”, de Thomas R. Anderson, relata los hechos, en el capítulo séptimo, en el cual recuerda los acontecimientos acaecidos en las poblaciones de Juayúa y Nahuizalco. “Entre el 19 y el 21 de enero comenzaron a llegar a la capital noticias alarmantes. El gobierno, que había decretado el Estado de sitio, se dispuso a la defensa de la ciudad, concentrando a la guardia; pero estos esfuerzos, como los de los comunistas tratando de detener la rebelión, fueron hechos con timidez. El país caminaba como un sonámbulo hacia el desastre”, vaticinó el investigador.

Y añade más adelante, que el líder indígena Francisco Sánchez, figura considerada por las autoridades militares de turno como “radical” y “agresiva”, representó un bastión fuerte en la resistencia. “…era un campesino pobre, tenía bastante ascendencia entre los de su raza, y cuando le convencieron de que se uniera al movimiento revolucionario, arrastró consigo a toda la comunidad”, registra Anderson.

Las represas una nueva forma de represión

Volcán de Izalco, el testigo silencioso de la masacre.

Hoy en días las violaciones a sus derechos de las comunidades indígenas no faltan, “en 1883 expropiaron las tierras a nuestros abuelos”, hoy la pobreza, marginación, y la explotación de sus recursos naturales son las nuevas formas represivas.

“Aquí en Nahuizalco tenemos todavía lugares para nosotros sagrados, que están invadiendo las represas. En nuestro territorio hay siete represas donde se han posesionado de nuestros ríos, nos quitaron nuestros ríos, nos quitaron nuestros territorios, porque muchos abuelos no tienen tierra, se las quitaron con engaño”, recuerda Rodríguez.

Y lamenta que el Estado, las autoridades gubernamentales no se preocupen por las necesidades básicas de las poblaciones indígenas. “El salvoconducto que les entregaron (en 1932) era para masacrarlos, en este momento no sentimos que hayamos avanzado”, valora.

Destaca que si bien la Constitución de la República de El Salvador, les reconoce como poblaciones originarias, eso no se traduce en un bienestar digno para las mismas. Hay una política de pueblos indígenas “pero no tenemos un presupuesto, y ahora estamos luchando para tener una Ley de Derechos de los Pueblos Indígenas”.

Cabe destacar que la actual Asamblea Legislativa, literalmente desechó el proyecto de Ley de Derechos de Pueblos Indígenas que la legislatura (2018-2021) había logrado avanzar. Rodríguez enfatiza que de no contar con estos instrumentos legales, la invisibilización sigue presente.

Uno de los principales problemas en Nahuizalco, es que las comunidades indígenas no son escuchadas, cuando reclaman por la explotación de los mantos acuíferos, Rodríguez consideró que querían ser parte de la comisión que en el Congreso estudió el año pasado el proyecto de Ley de Agua, la cual fue aprobada de forma apresurada y de madrugada por el partido oficial, sin atender las necesidades de los sectores mayoritarios.

“Históricamente hemos estado en resistencia protegiendo los recursos, los bienes del agua. Deseamos que no sigan expropiando nuestros derechos, con la octava represa (hay una amenaza latente); nos quitaron la cultura, las tierras, los ríos nos están quitando, y con la octava represa estamos luchando porque no la impongan, nos va a afectar bastante, porque va a secar 4 kilómetros del río”, advierte el representante de la comunidad indígena.

“Nos van matando pausa a pausa, si es que los proyectos se llevan a cabo, porque el desarrollo no es para nosotros, porque en extrema pobreza estamos…la riqueza es para un grupito minoritario”, reiteró.

Otra deuda por ahora, que las comunidades y en particular las de la zona occidental siguen reclamando al Estado, es el Fondo Solidario, “como población afectada de 1932, no avanza y entonces nuestros abuelos, los que todavía sobreviven, muchos de ellos ya tienen 90 años, ya son pocos los que quedan”.

Los indígenas salvadoreños solo reclaman sus derechos, una vida digna, salud, vivienda, atención desde el Estado, el pago del bono solidario que nunca llega, “mucho tiempo hemos luchado para que se les entregue”, precisa.

La memoria de nuestros abuelos se pierde, con ello la historia

Fusilamiento del líder Chico Sánchez. Foto tomada de internet

Quienes trabajan junto a las comunidades indígenas en resistencia ven con preocupación que el tiempo pasa y no hay respuesta desde el Estado para estas personas que sobrevivieron a la mayor represión a principios del siglo pasado.

Pedro Rodríguez destaca que a casi 100 años de la masacre, “todavía estamos en resistencia por el modelo de poder y gobernabilidad”. A costado que se les reconozca por autoridades locales y estatales, ha sido una lucha intensa. “Ahora lo han reconocido pero nos dicen, no hay ningún programa, no hay proyectos para ustedes… poco a poco nos va debilitando, sin embargo seguimos con mayor fuerza para que nos visibilicen”.

“Si llegamos a los 100 años, muchos hermanos que estuvieron en esa época ya no van a estar, es triste porque esperaron. Cuando nosotros tenemos conversatorios con los abuelos acá en mi casa, y me dicen: ¡hasta cuándo nos van a responder, si yo estoy muriendo! Hoy en la pandemia muchos se nos murieron esperando que se nos dé es bono solidario, y la atención que requieren como adultos mayores”, comenta.

“Somos un pueblo que seguimos en la lucha, y resistimos a no morir por la cultura, nuestros valores, nuestros principios, es por lo que luchamos. Muchos abuelos  murieron, (se va con ellos la memoria), ahí está la cultura, ahí están los principios, ahí está el legado de conocimiento de nuestros abuelos, si no los aprovechamos a ellos, nuestra historia va terminándose”, concluye.

A 30 años de la firma de paz, El Salvador debe valorar está fecha histórica: Miguel Tomás Castro

17 Ene

Por: Margarita Durán/ Iván Escobar

A tres décadas de la firma de los Acuerdos de Paz, que pusieron fin en El Salvador a una guerra sangrienta, que cobró la vida de más de 70 mil salvadoreños, dejó más de 26 mil desaparecidos, y miles de familias desplazadas, así como una destrucción en infraestructura que ha costado millones de dólares al país, hay voces en contra de esta fecha, incluso desde esferas del Estado y cargos de poder, que han dejado en el ambiente la idea de que “la guerra no sirvió para nada, y la paz es una farsa”, así lo señaló el Presidente de la República, Nayib Bukele, meses atrás.

Para este año, el gobierno y la bancada oficialista decidió derogar el decreto de conmemoración del 16 de enero como fecha del Día de la Paz en El Salvador, por el día de las víctimas del conflicto y continuó por tercer año con la política de tratar de invisibilizar la fecha, sin ningún acto oficial. Hablamos con el Pastor Miguel Tomás Castro, de la Iglesia Bautista Emmanuel, un hombre que ha conocido de cerca el proceso, y quien considera que la paz es algo que los salvadoreños deben resguardar como uno de sus principales tesoros, pero también hacer prevalecer la verdad y la conciliación para hacer efectivo ese ambiente de paz.

Diario Co Latino (DCL)

–       Conocer  su opinión respecto al 30 aniversario de la firma de la paz, y además nos comente ¿Cómo debemos vivir esta fecha los salvadoreños?

Miguel Tomás Castro (MTC)

Hay mucha crítica hacia los Acuerdos de Paz y una intención de restar valor a los mismos, creo que hay que conmemorar, y por qué no celebrar que los Acuerdos pusieron fin a la confrontación armada, por supuesto que varios sectores, principalmente en la ciudad de San Salvador, y quizá en otras ciudades donde no se vivió con la intensidad como ocurrió en otras partes del país, nosotros que vimos sufrir a tanta gente y nuestros hermanos en aquellas poblaciones, lugares donde la guerra fue muy fuerte y causó mayores estragos, esa gente celebró el fin de la guerra con mucha alegría. Eso no se puede descalificar, no se puede ocultar.

Hay más de una razón, es importante la conmemoración y darle gracias a Dios por el fin de la confrontación armada, para decirles a nuestros niños y niñas que nosotros no creemos en el odio ni en la confrontación. Los Acuerdos de Paz dan lugar para decir a nuestras generaciones jóvenes, niños, niñas, que queremos la paz, una paz que alcance a todos y una paz de la mano de la justicia.

DCL

– ¿Cuál cree usted que sea el interés de invisibilizar y querer borrar la historia reciente?

MTC

Hay una serie de hechos en nuestra historia que no se han referido, no se han estudiado con toda la amplitud que esto requiere desde la colonización, no olvido que el gran mentor y mártir, Ignacio Ellacuría, decía: “Será muy importante descubrir lo que el descubrimiento de América cubrió”. A lo largo de la historia de América Latina y de nuestro país hay hechos que no conocemos en su amplitud y no conocemos toda la verdad de estos, entre la colonización que implicó el despojo del pueblo nativo de Mesoamerica, y América Latina, eso hay que decirlo, pero no se dice, igual la misma  independencia, después un hecho que ha rasgado la historia con sangre y muerte, es la matanza de campesinos en 1932 que dio lugar a la instalación de dictadura militar. Son hechos de los cuales no se habla con toda la honestidad, y qué pensar que entre esos hechos están los Acuerdos de Paz.

Como cristianos, como iglesia, en mi caso como pastor creo que hemos desfigurado la verdad, creo que un pecado que se ha cometido en esta sociedad, y a lo largo de la historia de este país, es mentir. Porque cuando no decimos la verdad, no permitimos que se conozca la verdad estamos consintiendo que impere la mentira, y Dios rechaza, dice que es pecado la mentira, y la verdad aquí ha sufrido vejámenes, maltratos, desfiguración, entonces es importante esto que hay una contradicción, porque no podemos seguir construyendo futuro sobre las sombras, no podemos abrir camino hacia el futuro partiendo de hechos oscuros.

La verdad es una luz que alumbra, y la verdad nos advierte que podemos volver a equivocarnos si no hacemos cuenta de los errores cometidos o de los aciertos. Así que en hora buena que vamos a recordar el 30 aniversario de los Acuerdos de Paz, que lamentamos toda actitud que pretende negar el valor, la impunidad y la trascendencia de estos acuerdos.

DCL

Declarar el día de las víctimas y no el día de la conmemoración de la paz, no es una forma superficial de ver nuestra historia.

MTC

Cuando decía que varios hechos históricos no conocemos a profundidad la verdad detrás de esos hechos y muchos de esos hechos, detrás de esos hechos están la violencia, la sangre y la muerte de compatriotas, hermanos y hermanas, es parte de…o sea, no se puede dar gracias por los Acuerdos de Paz, no se puede dar gracias por el fin de la guerra sin recordar aquellos que trabajaron, que lucharon porque sea posible la paz con justicia social en el país.

No se puede conmemorar una fecha olvidando lo que está detrás de esta, y porque no se decirlo, y el sacrificio en vidas que el país ha pagado para tener una paz, una paz que todavía no llega en plenitud, que todavía no hemos logrado alcanzarla. Decir que cuando hemos sido incapaces como sociedad de lograr una paz con justicia, también faltamos a la memoria de aquellos que dieron sus vidas por un El Salvador de paz.

Cuando se firmaron los acuerdos se constituyeron diferentes comisiones para dar cumplimiento, comisiones para el cese de fuego, había una comisión para la distribución de la tierra, etc.; la comisión de la Verdad pero hay que hacer una evaluación seria en honor a la misma verdad, porque todas estas comisiones tenían tiempos limitados, nuestra iglesia presentó siete casos documentados ante Naciones Unidas, y cuando se preguntamos porque no se había dado respuesta…que tenían cientos, miles de casos en la mesa, hicieron una selección y tuvieron que decidir atender casos emblemáticos y otros, pero eso no niega que necesitamos retomar el tema de la verdad como país, como sociedad y la verdad no solamente es los hechos recientes, porque 30 años es la historia reciente, pero hay que ir más atrás. ¿Qué pasó con la dictadura militar? ¿Qué pasó el 32´? , etc. 

No encontrar la verdad puede acusarnos de displicencia a la verdad, negligencia o cobardía, porque hay que decir lo que ocurrió, sino seguirá esta sociedad, este país cargando con una cantidad de sobras del pasado, que algunos expertos en el tema de justicia transicional han dicho, que la impunidad se repite. La impunidad como un hecho perverso se repite, la impunidad sobre los hechos de la guerra vuelven ahora como impunidad en la violencia que estamos viviendo de tantos compatriotas asesinados y desaparecidos.

La iglesia tenemos nuestra cuota de responsabilidad en esto, porque si alguien inspira a la verdad, a la búsqueda de la verdad, es nuestro maestro Jesús, él habla tan claramente que dice que la verdad no hará libres, significa que si no hemos conocido la verdad sobre nuestra historia todavía hay ataduras.

DCL

Para concluir, ¿cuál sería su mensaje para la sociedad en este aniversario de paz?

MTC

Decíamos que hay dos cosas que no hemos podido trabajar desde los Acuerdos de Paz, como iglesia realmente nos tocan dos temas: sobre la verdad, porque no se puede cerrar el capítulo de los Acuerdos sin conocer los hechos detrás del conflicto, eso es importante, Naciones Unidas lo reconoció; lo segundo, es la reconciliación no se puede hablar de Acuerdos de Paz sin reconciliación, la iglesia en esto tiene una gran responsabilidad, pero también una deuda ética, moral, espiritual con este pueblo.

Se supone que íbamos a ir a la reconciliación, pero como había una agenda de prioridades y el tema de la reconstrucción ocupó el primer lugar, cuando debió ser la tarea principal, la reconciliación. Independientemente si vivimos un conflicto o no, el llamado de Dios es a mirarnos como hermanas y hermanos, construir un espíritu de familia nación, donde todas y todos nos esforcemos porque cada compatriota tenga una vida digna, es humillante que cada día se vayan del país porque no hay condiciones, algo anda mal. 

Metapán y Esquipulas unidos en la devoción al Cristo Negro

12 Ene

Veneración al Cristo Negro

Peregrinos en la vía que conduce a la Basílica.

Por: Iván Escobar

El pasado domingo 9 de enero, en el marco de las festividades en honor al Cristo Negro de Esquipulas, peregrinos salvadoreños llegaron en caravana en horas de la tarde, luego de un largo recorrido y superando varias limitantes, hasta la Basílica en la localidad guatemalteca, como parte de una tradición que preservan desde hace más de 50 años.  

Con la pandemia del COVID-19 los Caminantes Guadalupanos Salvadoreños no pudieron asistir el año pasado (2021) a la peregrinación; pero desarrollaron una actividad virtual desde El Salvador. Cada 9 de enero los caminantes salen del municipio de Metapán, en El Salvador hacia Esquipulas, en Guatemala, su peregrinar con la virgencita es en gratitud por favores recibidos y es una tradición que este año cumplió 52 años. Aunque los asistentes, de ambos poblados, afirman que esta amistad entre las poblaciones vecinas “es una tradición que tiene siglos”, advierte el guatemalteco Salvador Ardón.

Sofía Rodríguez Padilla de los Caminantes Guadalupanos destacó que en este 2022: “vamos con la bendición de Dios. Damos gracias a Dios y a nuestra madre por el privilegio de ser la primera peregrinación que entra a la Basílica del Santo Cristo de Esquipulas”, en referencia a que en este año, si bien se abrió el templo a la feligresía, aún hay restricciones y estrictas medidas sanitarias para evitar contagios de COVID-19.

Una caravana con tradición

Los peregrinos salvadoreños se concentraron a tempranas horas en el parque central de Metapán, al igual que aquel enero de 1970, cuando inició la tradición, donde un pequeño grupo salvadoreños decidieron caminar con una imagen de la virgen morena hasta la Basílica en gratitud por los favores recibidos por parte del milagroso Cristo Negro.

La festividad del Cristo Negro, es el 15 de enero, y Esquipulas, es un poblado que por muchas generaciones ha recibido a millones de penitentes de distintas partes de Centroamérica, México, Suramérica, incluso naciones lejanas por los milagros y favores concedidos. Además asisten grandes cantidades de guatemaltecos provenientes de las diferentes comunidades indígenas, que recorren con fervor y colorido por muchos días a pie o transporte de diverso tipo para estar presente en las festividades.

El templo de Esquipulas cumplió el pasado 4 de enero, 263 años de haber sido bendecido, convirtiéndose en un referente de la religión católica y la fe.

La caravana salvadoreña fue recibida en la frontera de Anguiatú, por los peregrinos guatemaltecos, quienes luego de la bendición y oración para incorporarse al recorrido con la imagen de la Virgen, junto a la peregrina que llegó desde El Salvador, partieron hasta el punto de descanso que tradicionalmente hacen los caminantes. Llegando a la gasolinera, y luego de un breve descanso retomaron el camino.

El recibimiento en Casa de don Margarito

Recibimiento de la imagen en Casa de don Margarito.

La familia de don Margarito reside en una humilde vivienda a la orilla de la calle que conduce a Esquipulas. La humilde morada se engalana con gallardetes y carteles, además se prepara café, refresco y comparten panes para recibir a los peregrinos.

Lo han hecho por ocho años, dicen y se sienten felices de compartir y “nos alegra recibir a la virgencita en su ruta al templo”, comentan con entusiasmo. “Y si Dios nos presta vida, vamos a continuar”, reafirma don Margarito, quien a pesar de padecer ceguera, su rostro se ilumina con solo escuchar a los peregrinos y compartir con ellos, un descanso. Junto a su esposa y sus demás familiares, comparten que fue triste el año pasado cuando no llegó la Virgen, “pero hoy la recibimos con alegría otra vez”, precisan.

“Este año por motivo de la pandemia hemos decidido hacer una caravana, y mantener siempre la tradición”, compartió Juan José Tzoc, uno de los organizadores de la jornada peregrina.

“Estamos en casa de don Margarito, que nos han pedido que siempre pasemos acá, ya tenemos años de pasar, aquí se hace un breve descanso y luego llevamos en hombros la imagen de la virgen hasta el templo”, añadió.

Don Margarito con su esposa.

Caminando hasta el templo

Este año la tradición ha cambiado, respecto al desplazamiento, ya que desde Metapán se salió en cuatro vehículos en caravana. La casa de don Margarito está a 1 kilómetro y medio de distancia del templo de Esquipulas, es desde ahí que se partió el domingo a pie, entre cantos y oraciones, como parte del peregrinaje de los salvadoreños que agradecen por la vida, la salud, y piden protección al Cristo Negro y a la Virgen de Guadalupe.

María Hernández Galdámez, reside en la Colonia Las América, de Metapán, llegó temprano para presenciar la salida de los peregrinos. “Soy devota de la Virgen, tengo años y aquí colaboramos siempre. Es una tradición fuerte que nos fortalece como familia”.

“Lo que tratamos es mantener y fomentar entre los jóvenes que se siga con esta tradición de fe y devoción”, reiteró Juan José Tzoc.

Caminantes en el Templo

En su andar los peregrinos caminaron por la vía, en medio de la curiosidad de turistas y otros peregrinos, así como el recibimiento con pólvora y saludos de pobladores. Hicieron una pausa en el mirador, y a las 4 de la tarde la procesión había ingresado al templo. El ingreso al templo se logró gracias al apoyo y coordinación del profesor Edwin Chavarría y su grupo de scout, quien es el responsable del protocolo en la Basílica.

Cabe destacar que la Basílica está cerrada al público, solo ingresan pequeños grupos de visitantes para venerar la imagen del Cristo Negro, y otros que participan en las misas. Los peregrinos salvadoreños fueron recibidos para ser parte de la misa de las cinco de la tarde, las imágenes de las vírgenes se colocaron en el altar mayor, y se les dio el saludo respectivo a todos los presentes.

Así se cumplió con la visita tradicional. Luego salió en procesión para continuar hasta El Cobertizo, una pequeña capilla construida por manos salvadoreñas y guatemaltecas que forman parte de los Caminantes Guadalupanos Salvadoreños.

La tradición se mantiene y los feligreses se sienten entusiasmados de haber podido estar en el templo, luego de una pausa en 2021.