Archivo | May, 2020

Artistas salvadoreños exponen su arte en muestra virtual

28 May

Trabajo de Oswaldo Rodríguez.

Por: Iván Escobar

Color, abstractos, texturas, figuras, pasajes, es parte de la muestra Virtual International Development Art (V.I.D.A.), en la cual participan los artistas plásticos salvadoreños Oswaldo Rodríguez y David Duke Mental. La muestra virtual reúne a más de 100 artistas a escala mundial.

La exposición es organizada por la Internacional Tour de Arte y Cultura Asociación (I.T.A.C.A. ARTE)  ha reunido a 45 naciones a través de la obra de pintores de naciones como: Brasil, Colombia, Bolivia, Canadá, Ecuador, Argentina, Japón, México, Bulgaria, España, Estados Unidos, Suecia, entre otras. Son 150 artistas que integran la muestra, en representación de los cinco continentes, siendo una de las principales vitrinas del arte contemporáneo.

Entre las técnicas que pueden disfrutarse en esta muestra destacan: técnica mixta, oleo, técnica Resina, Acrílica sobre tela aveludada, Acrílico, Drawing, Fotografía, entre otras.

Rodríguez, artistas salvadoreño y actualmente residente en Madrid, España, destacó la importancia del encuentro, el cual como artistas les permite proyectar al país, pero también en el ámbito profesional interactuar y compartir experiencias con sus pares a escala mundial.

Obras de Duke Mendal.

V.I.D.A. es un proyecto impulsado por I.T.A.C.A. ARTE entidad que trabaja en la promoción de las artes y la cultura a escala internacional, proyectando a los valores artísticos de todos los rincones del planeta. La muestra puede ser seguida a través de las redes sociales de facebook de “ITACA ARTE”, y disfrutar del trabajo creativo de los más variados estilos y técnicas.

Rodríguez expone las obras: “Paisaje Interno”, acrílico sobre MDF; y “Alegría de las culturas Prehispánicas”, obra trabajada con lápiz de color sobre papel, esta pieza es una obra característica de la técnica utilizada por el artista. Mientras que Duke Mental, expone: “Celestia composión 0000229” y “Utopia 0000196”, ambas en técnica mixta sobre lienzo característico proceso en sus obras abstractas.

La solidaridad y la empatía, superan el miedo al contagio…

24 May

Por: Karina Amaya (*)

Colaboradora


 

Sin duda toda esta situación en relación al COVID-19 trastoca muchas aristas. La experiencia que comentaré no es mía, es de mi hermana, situación que me conmovió hasta los huesos, desde el momento que me contó ha hecho mucho ruido interno en mí…

Ella es enfermera, no tiene empleo fijo, y en la comunidad donde reside en San Martín, la buscan para solventar necesidades propias de la enfermería, pero también ayuda a niños, niñas y adolescentes con sus tareas, ya que tiene una peculiar habilidad para la matemática. Algo que a mí, no se me da.

En muchas ocasiones, cuando las interrogantes de los ejercicios y tareas están relacionados a la literatura, me llama y me pregunta qué hacer para orientar y solventar las consultas; que en estos días de pandemia se han incrementado. Entre los casos, uno en particular.

Una vecina tocó a su puerta, iba acompañada de su hija, quien estudia 9º grado. La señora se desenvuelve en el trabajo reproductivo, es decir, lava y plancha ropa ajena. Su  grado  académico es del 6º, es decir un nivel superado por su hija. Desde que el presidente determinó la cuarentena domiciliar, no percibe ingresos económicos de su trabajo y tampoco recibió el bono gubernamental; por lo que se dedicó a hacer tortillas y venderlas en la colonia.

Le expresó: “vengo a pedir un favor, ayude a mi hija con la tarea de matemática, no podemos resolver estos problemas, juro que lo intentamos pero no comprendemos”. Agregó, “no tengo cómo pagarle, pero le daré unas tortillas. Si cree que la podemos contaminar del virus, no abra la puerta, prestaremos atención desde el portón”. En la casa de mi hermana existe un pequeño jardín y un portón que divide la puerta principal.

Es de mencionar, que mi hermana es criticada y en ocasiones la insultan, al decirle: ¿usted es estúpida, siendo enfermera por qué permite que la gente se le acerque, que no ve, la pueden contaminar?, ¿por qué atiende a las madres para ayudar con las tareas de sus hijos?… mi hermana siempre hace el intento de ayudar, aunque, pide respetar  indicaciones básicas para evitar contagio.

Sin lugar a dudas, la cuarentena deja al descubierto una enorme brecha de desigualdad. Desde el niño que ha crecido con las redes sociales a su alcance, probablemente con progenitores con grados académicos que les permiten involucrarse en las tareas y ayudar a resolverlas; como la madre soltera, que no superó el nivel de analfabetismo, pero entrega lo mejor que puede a la superación de sus hijos.

También nos deja la enorme lección, que la solidaridad y la empatía superan el miedo al contagio; personal de salud, docentes que batallan con el reto de la tecnología, periodistas y sobre todo madres, que en medio de la frustración y la desidia, nos demuestran que una acción, hace la diferencia.

Gracias totales por compartirnos y hacernos parte de la experiencia, y demostrar que la esperanza sigue latiendo y que la sensibilidad, la fuerza, la energía, le hermandad, la solidaridad y la empatía, son valores que siguen prevaleciendo.

 

(*) Integrante del Colectivo Cuicatcalli

Literatura, miedos y el COVID-19

23 May

Por: Iván Escobar

Miedos, mitos, violencia de género, la invisibilización del trabajo de grandes académicos salvadoreños, y la actual coyuntura a partir del COVID-19, han sido los temas abordados por el antropólogo y lingüista salvadoreño, Rafael Lara Martínez. Además recomienda la lectura permanente y estudio de los escritores locales.

En el marco de la cuarentena por el COVID-19, Lara Martínez ya impartió de forma virtual cuatro charlas magistrales, logrando alternar con su público salvadoreño, así como todas aquellas personas interesadas en la cultura nacional por medio de internet.

Residente en Comala, Nuevo México, el académico e investigador sigue en la ruta de explorar la identidad cultural salvadoreña. Lara Martínez, es un estudioso de la lengua náhuat, material que ha plasmado en libros, ensayos e investigaciones académicas que rescatan la esencia de la cultura cuscatleca.

En sus ponencias, ha estado presente la obra de Salarrué, María de Baratta, Vicente Rosales y Rosales, T.P. Mechín, Roque Dalton, Francisco Gavidia, entre otros, sin faltar los textos ancestrales e indígenas, base de la lengua náhuat.

Dr. Rafael Lara Martínez.

Las ponencias

“Tres espectros acechan la sociedad tecnológica: Miedo-Enfermedad-Muerte”, “El concepto de Kujkul”, “La violencia de género”, y la presentación del libro “Ciencia vrs. Consciencia Lingüística”, este último basado en la obra de María de Baratta, son las charlas expuestas hasta ahora, entre abril y mayo del presente año. Estas jornadas son organizadas en conjunto con la Casa de la Cultura El Salvador, con sede en Washington, Estados Unidos.

“Lo que estoy haciendo es retomando la tradición indígena salvadoreña para hacer una lectura del presente, para ver cómo está confrontación con el miedo, con la enfermedad, y con la muerte que a veces se vuelve una imposición gubernamental o dictatorial, no es primera vez lo que vivimos…”, argumentó en el primer encuentro virtual, en el que analizó el COVID-19 y la cuarentena como los “nuevos espectros”.

Foto conceptual sobre el COVID-19, de Iván Escobar

La teoría de Lara Martínez se basa en que el espectro del ayer, los miedos, temores han estado presentes siempre, y se han representado en el caso de la identidad salvadoreña, a través de la Siguanaba, el Cipitío, la expropiación de la tierra a las comunidades indígenas desde 1882. Incluso hoy en día se sigue sosteniendo que los indígenas “son los demonios”. Pero también considera que estos procesos de miedos y temores extremos dan paso al cierre de ciclos y el comienzo de nuevos períodos.

Kujkul un concepto espectral

Sobre el tema del concepto Kujkul (espectro), Lara Martínez, aseguró que como estudioso del náhuat como elemento lingüístico, pero más desde la visión filosófica, se puede decir que el espectro regresa, al volver el pasado a narrarse se hace presente, y se vuelve futuro, explicó.

Foto conceptual sobre COVID-19 y la muerte, presentado por Iván Escobar.

En ese sentido, dijo que el COVID-19 y el dinero, hoy son los “espectros” que les tememos, ya que para salir de la crisis sanitaria no bastan las políticas de encierro o cuarentenas decretadas por los gobiernos, ya que los efectos en la gente van desde los impactos en su salud hasta los impactos en sus economías familiares.

Por tanto, afirmó que se está frente a un espectro que amenaza la vida de las personas a partir del fomento de los miedos y la desinformación. Ante ello, reiteró que hoy se debe exigir el respeto pleno de los derechos humanos, los derechos laborales, llamase esto resguardo de empleos, y acceso y calidad de los servicios médicos, lo que significa que impere la visión solidaria y humanista, y no lo mercantil. “(Las personas) necesitan buenos salarios y acceso a servicios médicos” para enfrentar los miedos, concluyó.

La violencia de género en la literatura

En el tema de violencia de género y abusos, Lara Martínez ha encontrado textos en los que la temática ya fue abordada en el pasado en la literatura salvadoreña, en medio de la cultura machista y conservadora. Citó como ejemplos del abordaje, la obra “El Rosal”, de Vicente Rosales y Rosales, y “La Muerte de la Tortola”, de T.P. Mechín. Donde se habla del tema, no abiertamente pero al profundizar en los textos encontramos elementos que nos permiten entender muchas realidades.

Lara Martínez, compara a la poética con un tabú, “el ropaje de la historia”. “Poética es hablar de los tabúes de la historia. La ficción, para mí también en historia”, precisó. Ya que, añadió, “la poesía sería una búsqueda de la verdad”.

Por tanto, estas obras son básicas en su estudio hoy en día, pues a través de la belleza de la poesía se escribe la historia, e interpretar con ello las situaciones que se viven actualmente.

María de Baratta y su legado

En el marco, de la cuarta ponencia y la presentación del libro “Ciencia vrs. Consciencia Lingüística”, Lara Martínez, concluye que la lectura de nuestros literatos es fundamental, para comprender el porqué de muchas situaciones que vivimos, pero sobre todo dignificar el esfuerzo que dejaron en herencia, mujeres como María de Baratta, quien estudió desde la antropología, la música, la lingüística la cultura salvadoreña. Un esfuerzo que para Lara Martínez, El Salvador no ha reconocido merecidamente.

“Hoy en el Museo Nacional se recuerda más a Pedro Geoffroy Rivas, y no a María de Baratta…hay que reconocerle, ella fue una de las grandes intelectuales salvadoreñas de los años 20´s”, enfatizó, mientras anunció que ya avanza un nuevo libro sobre el legado de María de Baratta, que complementa otra investigación sobre su obra y legado.

“Es necesario rescatar el legado de María de Baratta”: Rafael Lara Martínez

23 May

María de Baratta. Fotografía tomada de internet.

Por: Iván Escobar

María de Baratta fue una de las grandes intelectuales salvadoreñas que legó herramientas importantes, que hoy permiten a los salvadoreños conocer la riqueza lingüística y popular de su tierra, es la conclusión a la que llegó hoy el investigador Rafael Lara Martínez.

Dr. Rafael Lara Martínez.

“El Museo Nacional se recuerda más a Pedro Geoffroy Rivas, que a María de Baratta”, consideró el investigador durante su charla virtual brindada esta noche, en la cual presentó su última investigación “Ciencia versus Consciencia”, o como él lo define como “adivíname esa, que ya te la dije”, así nombra a su libro.

En la ponencia virtual de este viernes 22, organizada por la Casa de la Cultura El Salvador, con sede en Washington, Estados Unidos; y Galería Pandora, Lara Martínez además adelantó que está trabajando en otros dos esfuerzos literarios, encaminados a rescatar la memoria y el legado lingüístico de María de Baratta, sus investigaciones rescatan el trabajo de una las grandes intelectuales salvadoreña de los años 20´s, del siglo pasado.

María de Baratta, desde joven recopiló la lengua náhuat, así como melodías, realizó un amplio registro de bombas y adivinanzas salvadoreñas, que permiten conocer el desarrollo de la lengua popular salvadoreña y sus aportes.

El libro: “Ciencia versus Consciencia”, de Lara Martínez, se basa en el legado de 365 adivinanzas, es decir todo un legado lingüístico de María de Baratta. “Explora la creatividad de la lengua salvadoreña…a través de la recopilación de 365 adivinanzas que realizó la antropóloga y lingüista María de Baratta”, resaltó.

Esta es la cuarta charla virtual que desarrolla Lara Martínez, en la cual aborda el aporte de escritores salvadoreños, y cómo desde la literatura pueden encontrarse elementos para entender la realidad actual.

En esta oportunidad, el autor y uno de los principales estudiosos de la lengua náhuat en la actualidad, radicado en Comala, Nuevo México, compartió con su público de sus investigaciones: que “la lengua coloquial salvadoreña, es lo que estoy investigando”, destacó, mientras compartió diversas adivinanzas, herencia de María de Baratta, y que hoy es necesario rescatar para entender el desarrollo y comportamiento del lenguaje salvadoreño.

Con estas investigaciones Lara Martínez, espera que las personas conozcan de cerca este trabajo de grandes hombres y mujeres, y entender, por ejemplo, que a través de la adivinanza el objetivo no es comunicar, sino confundir, pero con el fin de aprender y fomentar la creatividad, explicó.

 

Roque Dalton el camino para encontrar nuestra identidad

11 May

Poetas salvadoreños durante uno de los tantos  homenajes a Roque Dalton. Foto de archivo, de Iván Escobar

Por: Iván Escobar

(10 de mayo de 1975 – 10 de mayo de 2020) Se cumplen 45 años del asesinato del poeta salvadoreño Roque Dalton García. Aquel 10 de mayo del 75´, un año nefasto, oscuro para El Salvador, un año en el cual la dictadura militar imperaba y las voces más críticas eran silenciadas.

Roque se había salvado de tanto, y había escrito tanto, que hoy en día sus letras son el principal referente para conocer nuestra historia y preservar la memoria del país. Leer a Roque Dalton es remontarnos a ese pasado oscuro, nos permite saber el por qué somos una sociedad cómo la que somos: intolerantes, ácidos, necios, bárbaros; pero también somos un pueblo amante del trabajo, solidarios con los demás, fuertes, resistentes, porque esa es su letra, esos son sus versos, resistentes al tiempo, vigentes.

La obra de Roque, es un referente importante para encontrar esa identidad que nos hace falta a muchos. Frecuentemente decimos que no tenemos identidad. Leamos a Roque, leamos a nuestros escritores. Encontrar en las letras de Roque, esa memoria nos permitirá avanzar como sociedad para dejar de lado la violencia y la intolerancia.

Cuando hablamos de Roque Dalton, viene a la memoria su crimen. Pero también viene a la memoria su historia, su poesía, sus jayanadas. Hablar de Roque es sencillo hoy en día. Pero cuando Roque estaba en su apogeo sufrió el exilio, la persecución, el desprecio, el odio, padeció la bota militar, la intolerancia de un sistema, incluso fue víctima sus propios “compañeros” de lucha. Su crimen, que aún está en la impunidad, es la muestra de la intolerancia, del atropello y del ataque sistemático a las ideas. Hoy en día vivimos casi lo mismo, hay intolerancia, hay atropellos, hay ataques, la diferencia que son acciones impulsadas desde las mal llamadas “redes sociales”, aunque siempre producto del fanatismo y el ataque contra las voces disidentes.

Su poesía está vigente, a 45 años de su asesinato, sus historias, sus letras, su tinta está fresca.

Hoy homenajeamos al poeta de forma distinta, desde el confinamiento, porque vivimos un momento muy difícil para la humanidad. Ello, no nos ha impedido dedicarle un espacio a su vida, a su obra. El próximo 14 de mayo, estaremos celebrando el Día Nacional de la Poesía, proclamado por la Asamblea Legislativa de El Salvador en 2013, en homenaje a Dalton. Este año celebramos el 85 aniversario del natalicio del poeta que revolucionó las letras salvadoreñas.

Odiado por muchos, pero amado por la inmensidad de las personas, Roque sigue siendo la voz rebelde de la poesía salvadoreña, y voz firme y guía para encontrar la identidad y preservar nuestra memoria.

Artistas salvadoreños enfrentan el COVID-19 creando

9 May

Situación económica impacta a los artistas

Miembros del Taller de Dibujo al Natural del Centro Histórico.

Por: Iván Escobar

Fotografías cortesía del taller de dibujo

 

Dibujos de Ricardo Nerio.

Todos sabemos que la mejor terapia para enfrentar una situación difícil, es el Arte. No obstante, se han preguntado ¿cómo están enfrentando los artistas salvadoreños la pandemia del COVID-19? Pues los espacios de desarrollo del arte – pocos por cierto – están cerrados, la cuarentena les ha obligado a confinarse, y a enfrentar una difícil situación, no solo emocional si no también limitantes económicas para ellos y sus familias.

Hablamos con cinco miembros del Taller de Dibujo Al Natural del Centro Histórico de San Salvador, luego de más de 48 días de aislamiento social. Todos coinciden en la importancia de resguardar la salud, pero también evidencian su preocupación ante los retos que denota la actual situación, a escala nacional y mundial.

Obra de Marcos Benjamín.

Marcos Benjamín, coordinador del colectivo de artistas, pintores y dibujantes del taller, coincide en que el confinamiento permite al artista crear, innovar, “como artista me ha vuelto mucho más creativo y el arte se ha convertido en mi mejor aliado…sin el arte no estaría tranquilo como lo estoy ahora, aunque faltan muchas cosa en mi casa”, comparte.

Debemos tomar en cuenta, que el artista en cualquiera de sus ramas, por lo general, una cuarentena o encierro no les afecta, podrían decir muchos, y de hecho su tiempo lo vive en soledad, en encierro. Pero debe entenderse que al igual que cualquier ciudadano requieren de apoyos económicos y en el caso salvadoreño, depender de un empleo “formal” para sobrellevar la vida y cumplir sus responsabilidades familiares.

No hay ingresos

Estos días, a muchos el encierro no les ha permitido ganar un dinero extra, a través del arte que saben desarrollar. Aunque los artistas han estado en las últimas semanas produciendo obras, desarrollando su creatividad, y lo más importante dejando un registro a través de su trabajo de cómo perciben la actual situación.

“Esta larga cuarentena es muy relativa para todos, a unos nos ha ayudado a dedicarnos un poco de tiempo a nosotros mismos, a lidiar con los caracteres familiares, pero también nos ha hecho vulnerables al temor, la zozobra, la especulación política. Y sobre todo nos ha creado ansiedades psico-somáticas que influyen a diario en la conducta”, precisa Marcos.

Los niños y el arte

Obra de Cristina Alfaro, con apenas 12 años, ha elaborado esta obra en medio del confinamiento.

El taller de dibujo al natural, en los últimos meses ha sesionado en el local de la Casa de la Cultura del Centro de San Salvador, desde hace muchos años también frecuentan otros espacios, y desarrollan jornadas en la vía pública. Hoy todo está suspendido.

El taller lo integran artistas consolidados y emergentes, hombres y mujeres que aman el arte, y niñas como Cristina Alfaro, que con 12 años ya ha destacado en la pintura, en la técnica de acuarela. Hoy en día es una artista que avanza con esfuerzo y sacrificio en su trabajo. Apoyada por sus padres y el colectivo desde los ocho años cuando ingreso al taller.

Respecto a la situación, es clara que como niña el confinamiento “es bueno, ya que nos estamos protegiendo y pasando tiempo con la familia, aunque es muy perjudicial en forma educativa, ya que el país no estaba listo para la educación on line”, señala.

Hay que tener en cuenta, que la cuarentena no solo está afectando a la micro, pequeña, mediana y gran empresa, ni a los emprendedores y trabajadores a cuenta propia, que ya son miles las pérdidas hoy en día, también nuestra niñez y adolescencia está enfrentando una dura realidad, ya que la “marginación digital” está en su apogeo, y la educación no está llegando a aquellos que carecen de los recursos o las herramientas para cumplir con los nuevos requerimientos.

Esto lo advierte, Cristina, quien añade que en su caso es un esfuerzo extra, pero ha logrado canalizar lo negativo al tener “más tiempo para pensar y dibujar”. Es decir, el arte está ayudándole, aunque muchos no viven una misma realidad.

Fragilidad social

Ginobel Castillo, en su faena de dibujo.

 

 

Los miembros del colectivo saben que la situación es delicada, y enfatizan en que quedarse en casa, es obligatorio y necesario. Ellos están canalizando la situación a través del arte, pero están conocedores que “este virus ha venido hacer lo que nadie puedo hacer en este mundo globalizado y es que las familias se han unido”, opina Ginobel Castillo, lo cual es positivo, pero también conlleva la superación de otras cosas.

“Para algunos padres de familia ha sido difícil la convivencia, no están acostumbrados a estar todo el día juntos, ni mucho menos hacer las funciones que tienen los maestros con los niños”, expresa siempre en relación al tema de la educación, que se ha vuelto un gran desafío para muchas familias.

Santiago Colocho, no ha parado de dibujar en la cuarentena.

Alberto Ponce, opina que la organización de los artistas es fundamental para enfrentar situaciones difíciles, “en el arte en nuestro país surge esa reflexión de la necesidad de asignarle la importancia y recursos que se merece”, dice Ponce.

Para Carlos Aguilar en El Salvador los gobiernos no se preocupan por el arte. “Quiérase o no, el arte es una de las mejores herramientas o armas que ustedes pueden tener para mantener una buena salud mental, y así evitar caer en ansiedad, estrés y depresión”, enfatiza.

Ponce insiste en que estamos ya en la era digital, lo que significa que los desafíos como sociedad son mayores. “Ahí es donde nos damos cuenta de las limitantes que tenemos, la importancia de estar unidos como colectivos o miembros del sector artístico es vital para crear conciencia a toda la población”.

Sin ser pesimista, si no realista Aguilar reitera que no hay apoyo al arte salvadoreño, y al pasar la crisis no hay signos favorables. “Al terminar esta pandemia, sea mañana o dentro de dos años, la gente va estar interesada solo en cubrir sus necesidades básicas y no en comprar arte”.

Cuicatcalli debe ser un referente de ideas y contribuir a preservar la memoria histórica

4 May

Encuentro virtual del Cuicatcalli.

Por: Iván Escobar

Este 3 de mayo se llevó a cabo, de forma virtual, la tercera sesión del colectivo Cuicatcalli, en la cual se analizó la actual coyuntura, los efectos que ya está provocando el COVID-19 en el país, y los desafíos que se tienen como sociedad.

De forma virtual, los integrantes del colectivo discutieron la coyuntura, concluyendo en la necesidad de seguir trabajando como grupo de difusión de pensamiento, de ideas y avanzar en la preservación de la memoria histórica.

Los participantes coincidieron que la educación, es fundamental en nuestra sociedad para garantizar la comprensión de los grandes problemas, y la unión del trabajo académico con las diversas áreas profesionales que permita a la sociedad salvadoreña encontrar respuestas a sus principales problemas.

El escritor salvadoreño, Rafael Rodríguez, coordinador del colectivo conformado desde noviembre pasado, y que es la continuidad del trabajo académico que por más de seis años se ha estado llevando a cabo en la Casa del Escritor Salarrué, en Los Planes de Renderos, comentó que el desafío hoy es seguir avanzando para ser un referente de ideas y espacio de preservación de la memoria colectiva y la memoria histórica, de nuestra identidad.

“Estamos produciendo ideas, y debemos seguir haciéndolo”, instó a los miembros del Cuicatcalli, Rodríguez, en la charla virtual de este domingo. Además coincidieron que el estudio de nuestros antepasados, es fundamental en la búsqueda de respuestas para enfrentar las actuales crisis.

Durante la conversación virtual, se valoró que la crisis generada a partir de la pandemia del COVID-19, por ejemplo en El Salvador está poniendo en riesgo la democracia, el incremento de violaciones de derechos humanos por parte del Estado, y la falta de tolerancia a las voces críticas; sin dejar de lado los impactos económicos, en una sociedad altamente consumista y sostenida con el trabajo informal; además desde el ámbito comunicacional, la desinformación y el uso negativo de las “redes sociales”, están provocando lesiones graves a la participación ciudadana; así como la evidente “marginación digital”, que hoy se ha vuelto palpable, en sistema educativo del país, para citar un ejemplo.

El colectivo Cuicatcalli, está integrado por profesionales salvadoreños de diversas disciplinas, residentes en el país y fuera de nuestras fronteras, y es un esfuerzo académico, en el cual a través de la participación colectiva se fomenta la enseñanza y los conocimientos, pero teniendo como base la cultura, el arte, las tradiciones y sobre todo el conocimiento de nuestros ancestros. Además es un esfuerzo que da seguimiento al trabajo iniciado en el taller de literatura de la Casa del Escritor, que posteriormente se constituyó como, la “Cátedra de Don Lito”, y desde noviembre de 2019, Colectivo Cuicatcallo “Casa de los cantos”.

“El Cuicatcalli tiene que ver con nuestras raíces, con nuestros ancestros nahuas, toltecas y pipiles”, destacó durante la fundación del colectivo, Rodríguez, quien en esta tercera sesión, recuerda que el COVID-19, es una oportunidad para demostrar que desde la investigación, el análisis y la crítica constructiva se pueda aportar a la solución de problemas.

En el encuentro virtual, se llamó a estar preparados ante esta situación, que no es la única crisis que se puede vivir, ya que hay innumerables males que acechan a la humanidad, por lo cual será necesario que a través de la educación, se avance en la comprensión de las situaciones que vivimos o vengan. El COVID-19 es una enfermedad que hoy mantiene confinada a la sociedad, pero no será la única, por tanto el estudio y la crítica constructiva, así como el estudio permanente de nuestras raíces es fundamental para encontrar soluciones integrales para nuestra nación.

La invibilización de la cultura afro se marcó en 1932

3 May

Segunda Parte

Afrodescendencia en El Salvador

Por: Iván Escobar

(coninuación…)

Marielba Herrera, durante una de sus ponencias en el Centro Cívico Cultural Legislativo, hablando sobre una de sus investigaciones. (Foto tomada de CCCL)

En 1932, el país enfrenta una de las mayores masacres indígenas y lesión a la identidad local. No obstante, esto también se enfoca en afectar a los afrodescendientes, quienes son invibilizados por la administración del General Maximiliano Martínez, quien a través de la Ley de Migración de la época, prohibió la presencia de personas negras en el territorio. Aunque la investigadora considera que este período no es único en términos racistas, ya que hay un patrón cultural de discriminación anterior.

“Con el 32´ y con todas las políticas culturales y con esta Ley de Migración también que dice que no van a dejar entrar ni judíos, ni chinos, ni negros, también se niega su presencia…”, comenta Marielba Herrera, pero a esto se suman otros elementos, como el rechazo propio de la misma sociedad hacia los negros, incluso la gente morena, a través de diversas manifiesta racistas.

En el tema de la religiosidad, Herrera señala que hay dos vertientes, para trasmitir la cultura y la identidad afro. “Y uno es lo de la religiosidad, y lo otro es lo de las creencias populares, en ambos casos hay mucha creación o mucha práctica de las poblaciones mulatas”.

Respecto a la religiosidad, destaca que “hay una serie de expresiones culturales y religiosas, y danzas que tienen que ver con esa concepción de los herederos de los negros esclavizados o de los africanos esclavizados. Por ejemplo, el caso de San Benito de Palermo, en Ereguayquin (Usulután)”, citó.

Y en el caso de las manifestaciones religiosas populares, como la magia, encontramos información en la cual “se ve que quienes venden, un montón de siglos atrás, polvos para atraer hombres o mujeres, hechizos son los mulatos a los indígenas. Entonces la pregunta es. ¿En la magia popular qué tanto se fusionó el elemento indígena con el afro? Yo creo que fue más fuerte el afro”, remarca.

¿Hay racismo en El Salvador?

La evidente negación de la presencia negra en El Salvador, la ausencia del tema por mucho tiempo desde la visión académica, y la falta del Estado de darles un espacio, es un claro ejemplo de discriminación, con un sector poblacional que se puede justificar que está ausente, pero que en realidad está más entremezclado con la sociedad salvadoreña.

Y es que hay concepciones en las cuales se hace ver que lo afro o lo negro, es sinónimo de malo, de negativo. “Lo que pasa, es un tema polémico, porque la gente le tira lodo a Martínez con la Ley de Migración, del 33´; pero esas eran leyes en América Latina, la ley de la eugenesia era para América Latina. Yo no condenaría tajantemente a Martínez…”, considera.

“…se les asocia lo malo. El racismo tiene otros orígenes en otros siglos. Lo que sucede es que no lo habíamos analizado. Por ejemplo, pregunto: ¿de qué color es Dios? ¿Y el diablo qué color es? si tienes un mal día, ¿cómo decis? Tuve un día negro, se suele decir”, sostiene, por lo que  advierte que en el país “hay una racismo en el que vivimos, y también eso es claro, hemos nacido en el racismo…”, sostiene.

Investigaciones

Marielba Herrera, ha trabajado el tema de afrodescendencia en El Salvador desde hace 10 años. “La gente va despertando, y así es más fácil identificar…comienza a describir, es que el afro es colocho, ojo no todos los afros lo son; pero digamos que en general así es, o digamos tengo la nariz, así; los ojos, así, la gente empieza identificar esos rasgos”, puntualiza.

El último censo de población de 2007 arrojó que en el país hay más de 7,400 personas auto determinadas como negras de raza, nos comparte Marielba. “Es importante el reconocimiento constitucional, pero previo a una sensibilización”, y es ahí donde se debe enfocar el trabajo de las organizaciones que velan por los derechos de los afrodescendientes.

El racismo que vivimos es producto de una herencia cultural y la negación de la población negra

2 May

Primera Parte 

Afrodescendencia en El Salvador

Lienzo de Quauhquechollan.

Por: Iván Escobar

A inicios de este año, estaba en un consultorio privado con mis hijas esperando una cita odontológica. Mientras leí, y la lista de pacientes avanzaba, escuché la voz de un hombre que conversaba con una mujer, eran los padres de dos adolescentes que aguardaban su cita. En la conversación, el hombre en repetidas ocasiones mencionaba que era originario de Chalatenango, y que su padre “era chelón”, en referencia a que era blanco y ojos claros.

Elementos que recalcó una y otra vez durante su plática. Mientras escuchaba, le busqué con la mirada, y lo alcance a ver que era un hombre de complexión morena. Y fue en ese momento, cuando volvió a enfatizar que su padre, y sus hermanos todos eran “chelitos”, y añadía “yo salí, morenito”, mientras miraba con una leve sonrisa a su hija.

La conversación, refleja una realidad que constantemente vemos en El Salvador, y que quizá muchos pasamos desapercibidos, no queremos aceptar ningún vínculo con poblaciones indígenas, y mucho menos saber qué tenemos una vinculación con la raza negra.

Este tema, lo conversé hace unas semanas con la antropóloga salvadoreña, Marielba Herrera, quien además de tener descendencia negra, está orgullosa de ello, y ha trabajado en los últimos años en la búsqueda de esos vínculos reales de la presencia negra en tierras cuscatlecas.

Y es que hablar de afrodescendencia en El Salvador, se suele ver como un tema novedoso, no obstante, se sabe que la presencia de negros en El Salvador tienen presencia desde el siglo XVII, en un inicio con la esclavitud, llegaron las primeras comunidades, que luego se diseminaron en el territorio. Al llegar a tierras salvadoreñas, y pasar a ser parte de la sociedad, integraron comunidades en distintas zonas en las cuales han permanecido hasta nuestras fechas, con características propias de la cultura negra.

El escritor salvadoreño, Rafael Rodríguez, comentó el año pasado durante un conversatorio literario, que en el país llamar a alguien “indio” o “negro” se hace con la finalidad de hacer sentir mal a la persona, que es otra forma de no aceptar la diversidad cultural. “…Todavía el decir: “Sos un indio”, “Pareces indio”, es algo despectivo. Y decir, yo soy chelito, no tengo ninguna sangre indígena”, comentó.

Al tiempo que recuerda que hay estudios científicos en los cuales “se sabe que los salvadoreños tenemos: entre el 70% y 80% de genes indígenas, aunque seamos chelitos, aunque no nos guste, 70% de genes indígenas; un 10% de negros, hay estudios sobre la negritud del salvadoreño; y algo de asiático, y solo 2% o 3% de español”, compara, respecto a datos conocidos en los últimos años. “En nuestros genes llevamos esta herencia que tenemos que conocer”, remarca Rodríguez.

Desde cuándo hay presencia de población negra en El Salvador

¿Cuándo llega la población negra a El Salvador? Ante esta interrogante, Marielba comenta que “la población negra esclavizada llega al actual territorio salvadoreño desde el siglo XVII, más o menos. Algunos lo mencionan ya desde el siglo XVI, pero ya con un mayor porcentaje en el siglo XVII”, según las indagaciones que hasta ahora ha desarrollado en torno a esta temática.

Y una evidencia clara de presencia negra en estas tierras centroamericanas, es el Lienzo de Quauhquechollan, “que narra la conquista de Guatemala, y ahí se ve a un negro con su traje tribal”.

Entre las principales actividades que desarrolla la población negra, que en un primer momento llega como esclavos, es desempeñando tareas en las haciendas añileras, producto de exportación nacional, que antes del café, fue una de las principales fuentes de ingresos para la economía local.

“Las migraciones forzadas de africanos esclavizados en toda la costa Pacífica van a ir a través del comercio, que lo identificamos en el Pacífico desde el Perú, desde callao, subiendo hasta Panamá, luego llega al Realejo, en el Golfo de Fonseca, luego llega a Acajutla, y luego hasta México”, precisa un tanto la conocida ruta pacífica.

“Por ejemplo, en mi familia afro, mis bisabuelos y tíos abuelos, eran mujeres panaderas y los hombres eran zapateros. Tenían bien claras sus funciones”, en referencia a las comunidades que habitaban por ejemplo, en la capital.

La antropóloga señala que hay evidencias documentales, en las cuales se ha conocido de presencia de amplias cantidades de población negra en el país. “Se descubre una cantidad enorme de hombres y mujeres, incluso niños, y bebés que fueron vendidos y comprados en todo el territorio”. La zona de occidente, específicamente el departamento de Sonsonate fue un punto de llegada de población negra, esto ha sido evidenciado en las investigaciones del historiador Pedro Escalante Arce, señala Herrera.

Entre las principales actividades que desarrollaban destacan: trabajos en ganadería, en agricultura, en el añil más adelante, también en los ingenios de hierro, en el cacao”, precisa. Y agrega que con el cultivo del cacao, se conoce el trabajan de niños negros esclavizados en grandes cantidades.

Como evidencia de esta presencia, existen “documentos históricos” que datan del siglo XVII, donde hay evidencia de población negra en zonas como la Bahía de Jiquilisco, en Usulután; o en la zona del Golfo de Fonseca, en La Unión, desarrollando diversas actividades y ya asentados como comunidad. “Conocemos como Meanguera, antes era la isla Meangola, hay que recordar que Angola es un lugar alusivo a África. O la isla Negrillos, o la isla Mosambique, que era otra que estaba en la zona del Golfo. Entonces hay todos estos referentes históricos de una población fuerte, a donde llegan le ponen el nombre de su lugar de origen”, dice Herrera, quien considera que a lo largo de la historia local, ha existido un interés por ocultar esta presencia, por diversas razones.

Hoy una de sus tareas, como descendiente afro, es rescatar la memoria, evidenciar la presencia de comunidades y la existencia actual, ya adaptados a los nuevos tiempos. Considera que hay cantos, bailes, tradiciones afro que se entremezclan con la cultura mestiza e indígena, que permite explorar estas rutas.

 

(continúa…)