Por. Iván Escobar
La historia es un tema que no es de interés en la población ni para los gobernantes en El Salvador. De hecho, es un tema espinoso y poco se aborda en los ámbitos académicos, y al final su discusión se limita a aspectos políticos. Durante la dictadura del General Maximiliano Hernández Martínez, se cometieron muchas atrocidades, entre ellas, la masacre de indígena-campesina de 1932, también se tuvo la mayor apertura literaria y de divulgación documental, no obstante son temas que se ocultaron de generación en generación.
Así concluye, el Dr. Rafael Lara Martínez, antropólogo y lingüista salvadoreño, en su más reciente conferencia virtual, titulada: “Historia y Supresión de la Archivos. Poética de <lonra>”, organizada por la Casa de la Cultura El Salvador, con sede en Washington, Estados Unidos.
El investigador y académico reiteró que uno de los problemas en la historia salvadoreña, ha sido el interés de ocultar permanentemente nuestro pasado, lo cual genera una desconexión, y no permite a la sociedad entender las realidades presentes. Habla de una “doble tachadura” que percibe Lara Martínez, en sus indagaciones, un interés permanente de borrar y ocultar nuestra historia.
Es por ello, que 1932 que es donde se centran sus indagaciones, precisa que no solo en enero de ese año, cuando se da la masacre indígena-campesina que se da un quiebre en la historia del país, sino durante todo el año 32´. Por lo cual, reitera que hoy en día “se podría editar toda una antología de escritores de 1932, sin hablar del 32´” como tal.
Lara Martínez, sostiene la tesis de que la intelectualidad de la época dejó un importante legado literario, incluso mujeres y afro descendientes tuvieron presentes en estos textos, y algunos hasta siendo actores claves en la construcción literaria e intelectual de eso años.
En la parte de su ponencia, Lara Martínez aborda lo referente a la Poética de “lonra”, basándose en un texto de Salarrué, pero en donde indaga sobre “el emblema del país bajo el símbolo de una mujer a diferencia étnica – racial”. En este contexto, incluye figuras que denomina “po-Éticas”, como: María Gertrudis, María Asunción, la pobre Quina, La Fulja, La honra de la Juanita, Ley, la pensada de ña Tomasa…”.
La investigación de Lara Martínez se basa en documentos encontrados en publicaciones pasadas, y que hoy en día han desaparecido en su totalidad, pero que durante la dictadura fueron plataforma de expresión y difusión de pensamiento de grandes intelectuales salvadoreños.
Entre estas publicaciones del 32´, destaca: la Revista del Ateneo de El Salvador, 1932, dirigida por T.P.Mechín, José María Peralta; CYPACTLY, otra de las revistas de la época; el Boletín de la Biblioteca Nacional, que comienza a editarse en mayo del 32´; el mismo Diario Patria, que dieron espacio en sus páginas a escritores salvadoreños como: Salarrué, Pedro Geoffroy Rivas, Francisco Gavidia, José Valdez, entre otros mencionó.
Y es que en ese tiempo, el investigador sostiene que prevalecía el machismo en nuestra sociedad, y a través de personajes en textos, se nombraba de forma varonil a un personaje, que su inspiración estaba basada en mujeres, que no tenían espacio de participación.
Incluso reveló que “gracias a Martínez se dieron publicaciones de mujeres en esas revista, en referencia CYPATLI. Y añade que entre el 32´ y el 43´, un año de la caída de la dictadura de Martínez, el dictador dio espacio “a sus enemigos” en estas publicaciones oficialistas, como el Boletín de la Biblioteca Nacional. Lo cual lleva a Lara Martínez a cuestionar: ¿Eso mismo hace la democracia?
Pues en El Salvado se habría vivido la mayor apertura literaria y artística, durante esta dictadura. Algo que sí no ignora el investigador, es la nefasta gestión del régimen, pero reconoce el espacio para fomentar la producción académica. “Ya quisiera yo que la democracia tuviera ese tipo de apertura literaria”, enfatiza.
Además destaca que María de Baratta, ha sido hasta hoy, “la única que recopiló, transcribió la lengua náhuat-pipil en esa época. Le debemos a ella la recopilación de la lengua indígena y del habla popular, que ella llama: literatura popular salvadoreña”.
Con este conferencias el Dr. Lara Martínez sigue indagando en el tema del 32´, en esta ocasión desde la parte meramente histórica, y lo referente a la producción literaria e intelectual de la época. También haciendo énfasis en cómo todo esto se ha ignorado por generaciones, ya que las autoridades en turno ocultaron y literalmente desaparecieron las publicaciones antiguas.